A fines de los ’90 y principios de la década del 2000, Marta Sanchez y David S. Olivas, guionistas de la TV española, protagonizaron grandes éxitos con dos sitcoms o comedias de situación.  Esto actuó en ellos como disparador de la idea de llevar al teatro una obra que en parte reprodujera las vicisitudes por las que atravesaban los personajes de esas populares series televisivas y por otra parte contara con la presencia de actores mediáticos y conocidos  por lo que serían ampliamente convocantes para un público ansioso por ver de cerca a sus personajes favoritos.  

En nuestro medio, La vida resuelta, tal es el nombre de la pieza aludida,  no cuenta con el antecedente de ninguna serie televisiva, ni con los actores para los que fue pensada.  Sin embargo, esto juega en favor de la puesta local dado que permite apreciar el texto humorístico que es sumamente ingenioso, con gags que, aunque alguien podría considerar previsibles son efectivos a la hora de provocar las risas y lo suficientemente irónico como para echar una mirada ácida hacia la generación de los 30/40 y sus problemáticas existenciales.  

Otro de los pilares fundamentales que brindan apoyo a la versión que se presenta en El Piccolino es la actuación de los cinco integrantes de la Compañía “En sueños volamos”, todos componiendo entrañables personajes que, bajo la dirección de Ramiro De Marco logran una ejecución tan sólida y  afinada como la los instrumentos de una orquesta que da gusto escuchar. 

 

El siguiente acierto en la puesta es haber dotado al espacio escénico de elementos encantadores que hacen al verosímil de una guardería infantil: en primer plano y con notable simetría se han dispuesto mesitas y sillas de colores brillantes (rosa y celeste), percherito y ruleta a la medida, uno a cada lado, y sobre el fondo, a ambos lados de la escena, sendos baños infantiles, con sus artefactos de pequeño tamaño, también rosa y celeste.  Completan la escenografía baúles y cajas de donde sobresalen juguetes y peluches de diversos tamaños, formas y colores.  

Lo que transcurre en escena refleja un estado de situación donde se encuentran muchas parejas de clase media hoy por hoy,  (sin dejar de lado a  padres y madres solteros) que desde muy temprano en la crianza de sus niños sienten  que es imperioso asegurar una vacante en cualquiera de las guarderías puestas de moda por la sociedad de consumo, esperando que allí sus bebés recibirán toda la  “estimulación temprana” necesaria, seguramente para poder sobrevivir en el seno de  sus neurotizadas  familias.

En un lugar semejante al descripto es donde confluyen los personajes de La vida resuelta.  Allí, Marcelo Bonzini y Ioana Padilla resultan totalmente convincentes como Laura y Luis, un matrimonio de profesionales a quienes los acontecimientos- y las negociaciones entre ellos - han llevado a que sea el hombre quien permanece al cuidado del niño de ambos y del hogar.  

Con simpatía y gracia inigualables, Solange Verina y Paulo Capobianco dan vida a Sol y Jaime, un padre divorciado, adicto a su celular tanto como a su ex,  y su novia, una veinteañera, que sin embargo, y a pesar de todas las apariencias, terminará demostrando ser la más adulta del grupo.  Finalmente, la excelente Verónica Guerra es Raquel,  futura madre soltera que ha concurrido a la guardería con un par de “ases bajo la manga”, cuya finalidad es  sorprender y desenmascarar  a uno que otro, pero que terminará sorprendiéndose a sí misma. 

 

La vida resuelta puede confrontar a muchas parejas de hoy con sus “problemas del primer mundo” y sus “pequeñas miserias”, pero también resulta interesante como reflexión sobre ciertos personajes que conforman estereotipos actuales como el divorciado de 40 con la novia joven, rubia y tonta; o el hombre sensible, que con una actitud anti-machista acepta quedarse en casa para que su mujer asuma el rol de proveedora (o ¿no?); y la mujer que está a punto de cumplir 40 y siente que su reloj biológico la está apurando y que por lo tanto ya es hora de cambiar sus ideas románticas por otras más prácticas…  

 Lo que ha quedado resuelto entonces es que esta comedia ágil y divertida,  que ciertamente está diseñada para agradar al gran público (quizás por sus orígenes televisivos), también se las ingenia para “sacar algunos trapitos al sol” y poner en evidencia ciertas tendencias, fallas y carencias generacionales, pero lo hace de manera inteligente, sin caer en la simple moralina, optando en cambio por el amable camino de la sátira y el humor.  

 

 

Ficha técnico artística

Autores: David S. Olivas, Marta Sanchez. Con: Marcelo Bonzini, Paulo Capobianco, Verónica Guerra, Ioana Padilla, Solange Verina; Vestuario: Silvana Morini; Iluminación: Alejandro Polcaro; Video: Gonzalo Alipaz; Música original: El Zurdo; Dirección: Ramiro De Marco. TEATRO EL PICCOLINO Fitz Roy 2056 Capital Federal - Buenos Aires - Argentina. Teléfonos: 4779-0353. Web: http://www.elpiccolino.com.ar;  Sábado - 21:00 hs - Desde el 30/04/2016

 

Por Olivia Avila-  Junio de 2016 

 

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