El arte ha estado siempre vinculado con la naturaleza en una relación de  imitación u  oposición y los artistas mantienen un nexo con la madre tierra análogo al comportamiento de  los hijos con los mandatos paternos. 

Platón critica al arte en el sentido de ser una copia de una copia, copia del mundo sensible que a su vez  copiaba las ideas del mundo suprasensible.  Por otra parte Aristóteles con su teoría  la mímesis,  predica básicamente una concepción realista del arte, que reside en copiar a la naturaleza con un sentido teleológico, dar acabamiento a la naturaleza que no ha podido realizarse en su plenitud, potenciarla. Por su parte Kant, en la Crítica del  Juicio en sus Observaciones sobre el Sentimiento de lo Bello y Lo Sublime  (1790),  intenta definir lo bello y el placer estético como algo subjetivo, como el libre juego armónico del entendimiento y de la imaginación. La belleza es subjetiva, no arbitraria y universal.  En el  juicio del gusto, el placer supone  la contemplación de lo bello por todo sujeto racional, en este placer es donde el arte ubica.  En tanto lo sublime  produce un sentimiento de suspensión de las facultades vitales, seguido por un desbordamiento que violenta la imaginación.  Lo sublime se relacionaba, para Kant,  con ciertas experiencias con una gran tormenta o la erupción de un volcán. La experiencia de lo sublime, fuera del placer estético,  la define como  “la impotencia de la imaginación para representar lo que allí acontece”.   

El uso de materia viva como dispositivo y la colaboración de agentes que no pertenecen al campo empieza a  “naturalizarse” en el Arte Contemporáneo. La bienal  32ª de arte de San Pablo( 2016), bajo el título Incerteza Viva, se centra en la noción de incertidumbre con el fin de reflexionar sobre las condiciones de vida actuales tiempos que cambian continuamente y en las estrategias que ofrece el Arte Contemporáneo de alojar o habitar incertidumbres. La curaduría de la bienal toma como objetivo trazar pensamientos cosmológicos, la inteligencia ambiental y colectiva, así como la ecología natural y sistémica. Entre los artistas participantes  Nomeda y Gediminas Urbonas, dúo de artistas norteamericanos en colaboración con científicos, presentan su proyecto Psychotropic House: Zooetics Pavillion of Ballardian Technologies, la obra se basa en un site specific, un laboratorio vidriado dónde los participantes  crean sus propios artefactos biotecnológicas (mycomorphs), la promoción de la interacción del micelio (cuerpo vegetativo de los hongos)  con la piel café, caña de azúcar bagazo , pollard,  maíz o aserrín. La artista noruega Anawana Haloba exhibe Primer Plano, una instalación con elementos de sonido que giran alrededor de rocas de sal que, durante el tiempo en el que trascurre la bienal, se someten a un proceso de licuefacción.

En el Moderno, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires,  se presenta en la actualidad, la obra de Tomás Saraceno Cómo atrapar el universo en una telaraña.

La obra de Tomás Saraceno realizada por las 7000 Parawixia bistrata- especie de araña muy particular- con la colaboración de un equipo interdisciplinario del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia y otros científicos convocados, lograron unir naturaleza, ciencia y arte en un espacio museístico. Todo lo contrario a lo que las vanguardias históricas proclaman sobre la desmaterialización de la obra, la autorreferencialidad  y el alejamiento del  arte de los museos.   

La exposición se ubica en dos salas del museo. En el segundo Piso se encuentra una instalación realizada por 7000 arañas de la especie Parawixia bistrata que tejieron durante seis  meses sus telarañas en forma colectiva. Entre las 41.000 especies de arañas hay muy pocas que sean arañas sociales. Esta especie, en particular, teje grandes telas, cuyos hilos llegan a medir más de quince metros y sus telas atrapan insectos de gran tamaño para alimentar a toda la comunidad. En el subsuelo se encuentra la otra instalación Aragno Concierto,  donde el polvo que se desplaza en el ambiente envía vibraciones a la telaraña, con el uso de amplificadores se hace audible “la música” que produce la turbulencia que llega a los hilos la telaraña. 

El Arte Contemporáneo sigue forzando los límites del campo. Saraceno con la instalación del segundo piso logra fusionar en una misma obra Naturaleza, Ciencia  y Arte  y también  lo “bello” y lo “sublime”.  El artista, un equipo interdisciplinario de científicos  y unas  7000 obreras de otra especie reino animal lograron crear un instalación que es, al mismo tiempo, bella y sublime.

 “La Naturaleza imita al Arte” exquisitamente argumenta Oscar Wilde, en la voz del personaje Vivan,  en la Decadencia de la Mentira (1889). Vivian le dice a Cyril que el Arte revela falta de plan de la Naturaleza, su extraña tosquedad, su extraordinaria monotonía, su carácter de inacabado como sostenía Aristóteles. La naturaleza es incómoda, la hierba es dura húmeda, llena de insectos.  Un humilde obrero de fábrica de Morris puede fabricar un sillón perfectamente confortable como no lo puede hacer nunca toda la Naturaleza junta.  Las nieblas en Londres han existido durante siglos pero el arte, después de la poesía y la pintura, nos hace ver otra cosa, que la Naturaleza la reproduce de admirable manera para ver allí la belleza que no existía hasta que el hombre la inventó.  Contar hermosas mentiras, es la finalidad del arte… Al caer la oscuridad “el pavo real blanco muere como un fantasma”, mientras la estrella nocturna  “baña de plata el gris cielo”.

Edmund Burke definió lo sublime  como “el emisario del reino de los terrores”.  La aragnofobia es una de las fobias más comunes y quienes la padezcan quizás tengan que hacer un esfuerzo para controlar su pánico si desean visitar la exposición.

La experiencia que viva cada espectador al recorrer la exhibición de Tomás Saraceno  Cómo atrapar el universo en una telaraña será más o menos “sublime” según el vínculo personal de cada uno con estos artrópodos,  que tanto han inspirado al género del terror, pero  la poética de la telaraña trascenderá como la niebla después Monet.

María de Lujan Claro