Particular mirada sobre la sociedad libertina de Francia del 1700, poniendo en juego sexualidad y virtud

Para entrar en clima con la obra, se debe considerar que esta remite a "Juliette o las prosperidades del vicio" del Marqués de Sade publicada en 1796. La acción comienza con una fiesta orgiástica en la que Milenka  se ve frustrada en sus deseos de participar, por la intervención de ,su marido, un anciano de clase acomodada, practicante de caprichos y veleidades que sostienen su poder sobre una corte de aduladores.

Milenka transita con pasión un escenario despojado, sólo acotado por distintos centros de luz. Su relato trae a la escena la existencia una hermana, de vida monástica y de la que fue separada en la niñez. Irina, con una acertada aparición desgarrada y un discurso de renuncia, expone la hipocresía de la época y su dualidad entre apariencia y realidad, en un escenario lleno de símbolos que remiten al catolicismo.

La muerte de la madre detona la trasmutación de los personajes. Tanto ellas como el Pastor, viven al límite, tal como la sociedad que describió el Marqués de Sade, con una osadía que aun hoy moviliza.

El Pastor, sirve de bisagra para la evolución de los personajes de las hermanas. Lo logra actuando desde lo ingenuo, procaz e irreverente, provocando sonrisas en el público.

Patricia Liguori logra una adaptación fiel a la impronta del texto original. Sergio D' Angelo plantea una dirección de actores con un destacado manejo corporal, mientras  que la puesta se basa en un adecuado despliegue apoyado en los climas que crean las zonas de luz. El vestuario es acorde a la época, con gran versatilidad que facilita la contención a los personajes.

En un discurso lleno de picardías, que transitara entre la virtud y el libertinaje, que lograra reformular ciertos comportamientos sociales como morales, de la época. 

M C

 

 

 

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