La magnífica representación (cuya primera temporada  acaba de finalizar)  ofrecida por el Grupo Ahjá! liderado por Feram Godio en el teatro Corrientes Azul pone al espectador una vez más frente al tema de la desaparición forzada de personas en nuestro país,

una realidad que a duras penas resiste la representación (¿cómo representar lo irrepresentable del horror?).  Por lo general, las obras que lo tratan  intentan confrontar al espectador con una realidad dolorosa que en este caso, la directora ha decidido invocar de manera sugerente, indirecta y cifrada a través de la mezcla de géneros, donde performance y danza, más las destrezas del teatro físico consiguen interpelar desde una poética impecable y original. 

La escenografía diseñada por Mónica Cavallotti es mínimalista y efectiva, donde los armazones de cochecitos juegan un rol fundamental en cuanto a su expresividad evocadora de niños ausentes,  en diálogo con los artefactos con forma de cubos vacíos unidos entre sí (otra genialidad) que hacen las veces de lugares de apoyo para los actores, pero también son citas a los elásticos de cama donde eran maniatadas y torturadas las víctimas, lo que consigue un alto grado de dramatismo acentuado por la generación de contrastes entre los blancos de las estructuras huecas y los juegos lumínicos de colores fríos. 

Por su parte, el vestuario de los actores-performers-bailarines también es de colores neutros.  Es que en el limbo donde permanecen estos seres perdidos, aguardando a que los rescaten del olvido y les devuelvan su dignidad, sus seres queridos y finalmente la paz,  no hay lugar para las estridencias. En cambio, se ha jugado con las evocaciones una vez más: un vestido de comunión, un vestido folk-hippie manchado con sangre, un zapato perdido, y otros elementos semióticos que resultan altamente funcionales a la puesta como el rosario, la media y el pañuelo rojos, pero que suponen un conocimiento previo de los espectadores en relación a diversos aspectos relacionados con el terrorismo de Estado  

En Los nombrados, el texto dramático es prácticamente inexistente. Aquí la autora y directora ha optado por el discurso gestual y kinésico, unido a un montaje de recuerdos, diálogos, encuentros y desencuentros entre los personajes.  Se trata entonces de una apuesta a lo que los autores especializados denominaron “nueva dramaturgia”, en auge desde la década del noventa y cuya propuesta integra lo discursivo y lo gestual y físico dando por resultado textos que admiten múltiples lecturas. Estas nuevas estrategias y recursos narrativos no buscan esclarecer ni transmitir mensajes sino implicar a los espectadores llevándolos a involucrarse, como en este caso, desde lo emocional.   

En suma, un verdadero desafío para el espectador inteligente y lúcido al que esta obra  le brinda la  posibilidad de completar sentidos, ofreciéndole una nueva versión del pasado más siniestro de nuestro país, pero con una propuesta alejada del testimonio, que busca ser parte de una lucha simbólica y cultural aún en trámite, por lo que la escena local sin dudas le da la bienvenida y le augura una exitosa 2da. Temporada.   

Ficha técnico artística

Libro:  Feram Godio. Actúan: Alejandra Barrios, Mauro Carballido, Nani Combes, Feram Godio, Neto Licursi. Vestuario, Escenografía e Iluminación: Monica Cavallotti. Música: Cristian Bender. Fotografía: Antonela Carmarino. Diseño gráfico: Eleva. Dirección: Feram Godio. 

 

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