HAGAMOS EL POLIAMOR, SOBRE LA RESPIRACIÓN DE ALFREDO SANZOL.
Cuando se enciende la luz en escena y frente al espectador aparece Nagore, que sin previo aviso lanza al público su diatriba contra el amor y los quince años pasados en pareja para terminar sola, con su hija, sintiéndose abandonada y llorando su pérdida después de un año de separación, uno no puede menos que sentir el impacto en la boca del estómago. Y es que casi todo lo que sucederá de allí en más, en escena, con La respiración, nos interpela y nos lleva a reflexionar acerca de eso que se siente con las vísceras, desde lo más profundo de las entrañas, y que llamamos amor-pasión-dolor.
Tanto el cine como la TV en nuestra cultura han hecho uso y abuso de las comedias y telenovelas románticas, con su multiplicidad de lugares comunes y clichés: chica bonita-se enamora de galán - su príncipe azul - con quien espera ser feliz y comer mucha perdiz. Pero nos encontramos en el siglo XXI y al parecer, entre todos los cambios que ha traído aparejado el nuevo milenio, el conocido amor ha mutado en muchas clases de amor y hasta en “poliamor”.
Una vez digerido este último concepto, entonces ya no parece tan delirante aceptar la posibilidad de que una madre moderna y desprejuiciada como Maite pudiera aconsejar a su hija que experimente, que se abra a nuevas experiencias amatorias y hasta que le facilite sus propios partenaires con tal de verla sonreír nuevamente. Tampoco es imposible pensar que Nagore, en lugar de terminar de enloquecer frente a la propuesta de su madre pueda dejarse llevar por esta y aceptar que quizás sea sanador que el maestro de yoga Andoni, su hijo Mikel, personal trainer, su novia Leire y el hermano de Andoni, Iñigo, el fisioterapeuta, sean todos sus amantes compartidos con Maite.
Si además todo este enjuiciamiento a las instituciones, tradiciones, el psicoanálisis, y las relaciones parentales es tomado con la ligereza de la comedia brillante, el humor y la total libertad que – obviamente – le ha ofrecido a Alfredo Sanzol el oficio de crear, entonces La respiración resulta ser una obra contemporánea, lúcida y muy eficaz a la hora de provocar la reflexión y el debate: lo que ha visto el espectador, ¿pretende ser la realidad o forma parte de las fantasías de Nagore?
Por su parte, Lautaro Perotti se ha dado el lujo de dirigir una obra necesaria en la cartelera de Buenos Aires apoyando su gran labor en las interpretaciones impecables del elenco compuesto por Federico Liss (Iñigo), Juan Guilera (Mikel), María de Pablo (Leire), y Mario Bódega (Andoni) pero donde se lucen particularmente María Fiorentino (Maite) y Julieta Vallina (Nagore).
Los rubros técnico-artísticos no se quedan atrás y ofrecen la particularidad escenográfica de que los mismos actores hagan rodar sillones y sofás modulares durante toda la función desplazándolos por el espacio escénico según lo amerite la situación, lo que impregna de gran dinamismo a la puesta. La iluminación es otra originalidad en La respiración, ya que Maite es la encargada de “chistar” para que se produzcan los cambios de luces (y por ende de escenas), lo que genera una complicidad muy particular con el público al mostrarle “los hilos” de la representación.
La respiración puede haber sido una especie de catarsis para Sanzol, que lo ayudó a superar momentos personales difíciles, pero sin dudas es una invitación a que no nos olvidemos de respirar, que todo se hace más llevadero, aún lo que creíamos insuperable y que el humor puede muchas veces ser un eficaz remedio para el desamor.
Por
Lic. Olivia Avila
Septiembre de 2018
Ficha artístico-técnica
Dramaturgia: Alfredo Sanzol;
Elenco:
María Fiorentino
Federico Liss
Julieta Vallina
Juan Guilera
María de Pablo
Mario Bódega
Asistente de dirección: María García de Oteyza
Vestuario: Cinthia Guerra
Escenografía: Lautaro Perotti
Diseño de iluminación: Ricardo Sica
Fotografía: Francisco Castro Pizzo
Producción: Jonathan Zak, Maxime Seuge
Dirección: Lautaro Perotti
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M.B.C.
