Es viernes por la noche en Palermo cuando se abren las puertas del bar-teatro Espacio Polonia.  Adentro, una pequeña multitud aguarda a que “den sala” para ingresar.  El lugar aparece reducido a su casi mínima expresión;  el espacio escénico es una caja  rectangular, del tamaño de una habitación, lo que crea un ambiente intimista que acerca tanto a los actores y  al público, que es casi una invitación a interactuar.  Al terminar de acomodarse, el público notará lo obvio: dos figuras ya preexisten en el suelo, semiocultos por la penumbra.  Uno al lado del otro yacen un hombre de frente, y una mujer de espaldas.  

Pronto se entiende que lo que se plantea en la escena es parte del ensayo de una obra.  Es “teatro dentro del teatro”, un procedimiento dramático que permite a los autores y actores  de ¿Quién mató a Eilert? desarrollar una idea sumamente ingeniosa empleando para ello a los famosos personajes de la obra Hedda Gabler de Ibsen.  De esta manera Lucía (la brillante Valeria Roldán) es una actriz que se mete simultáneamente en la piel de Hedda, tan enigmática como histérica  y  de Thea,  intelectual y enamorada, y que al hacerlo debe atravesar no solo todo el espectro de emociones que acarrean ambos personajes, sino sus propios sentimientos, lo cual termina por hacerla estallar de manera desopilante.  

Rubén (Javier Barcelo) personifica a Eilert,  un escritor frustrado, al que interpreta con candor no exento de malicia y que - inadvertidamente o a propósito – juega con los sentimientos de Hedda y Thea, pero también con los de la actriz que las representa mientras ensayan, lo que ocasiona escenas de  sutil comicidad que van escalando hasta el inesperado final. Santiago Traverso- quien juega airosamente los roles de Riki  y Tesman (esposo de Hedda, amigo de Eilert, y el director en la ficción), redobla la apuesta al agregar la tarea de dirigir la obra desde adentro de la obra.

En el orden técnico, el vestuario - tanto femenino como masculino - alude con efectividad al tono de farsa empleado en la puesta para la composición de una época (fines del 1800) y muy pocos elementos escenográficos alcanzan para delimitar el espacio: unas sillas,  un perchero y una mesita de apoyo.  La iluminación por otra parte, cumple un papel principal al definir escenas, situaciones y tonos.      

La idea de jugar satirizando a esos personajes tan encumbrados del teatro universal resulta interesante a la par de entretenida.  Y es que sobra el humor entre los convocados a representar esta obra.  Resulta visible la gran química que  entrelaza a los actores y que queda en evidencia durante los 60’ que se esfuman entre equívocos  y discusiones. Un gran acierto en la puesta y un texto original que aleja a esta pieza de ser una transposición-homenaje. En suma, una muy recomendable obra del under, que ojalá a partir de su próximo estreno logre afianzar su permanencia en la cartelera mediante a un merecido lugar de reconocimiento entre el público. 

 

Ficha técnico-artística

Autores: Javier Barceló, Santiago Traverso.

Actúan: Javier Barceló, Valeria Roldán, Santiago Traverso.

Asistente de producción y dirección: Marco Riccobene.  

Escenografía, diseño y fotografía: Alejandro Fernández Vales.  

Vestuario: Lorena Pussacq Laborde.

Dirección: Santiago Traverso

 

Teatro: Espacio Polonia. Fitz Roy 1477 Capital Federal.   

 

Por Lic. Olivia Avila – Noviembre 2017

 

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